Autora e ilustradora: Isol
Editorial:
Fondo de Cultura Económica
México, 2003
Todas
las familias esconden secretos, muchas veces secretos que no se cuentan ni a
los más pequeños de la casa con la intensión de protegerles. Pero hay secretos
que son imposibles de esconder y tarde o temprano se terminan sabiendo, eso es
lo que le pasó a la protagonista de esta historia. Una mañana se levantó más temprano de la habitual
y al entrar a la cocina descubrió que su madre era en realidad ¡un puercoespín!
Si, si, un puercoespín. Desde ese momento la niña, sin decírselo a nadie,
comienza a atar los cabos sueltos que le confirman su espantoso descubrimiento.
Pero cuál no será su sorpresa cuando una mañana al mirarse en espejo descubre que ella a comenzado a transformarse en un bicho con de púas. Toma
entonces las medidas necesarias para que nadie, ni siquiera su mejor amiga, se dé
cuenta de lo que esconde; pero se lleva un gran susto cuando descubre que
precisamente la familia de su mejor amiga también esconde un secreto terrible.
Este
libro tiene la particularidad de convertir al lector en cómplice de la
protagonista desde la primera página: “Tengo un secreto: mi madre es un
puercoespín en realidad” nos dice la
protagonista a modo de susurro para que le guardemos el secreto. Las ilustraciones logran trasmitir esas
sensaciones de sorpresa, desconcierto y horror que va experimentando la niña mientras,
ella misma, nos cuenta todo lo que ha descubierto y que su familia le ha ocultado.
La ingenuidad
revestida de humor es la característica principal de este libro, cada vez que damos
la vuelta a la página es imposible no gozar con la manera en que la historia y
las ilustraciones se entretejen hasta
llevarnos a un desenlace revelador, que nos hace conscientes de que en nuestra
familia también se esconden “secretos terribles” y nos preguntamos entre risas
y curiosidad ¿qué secretos se esconden en las familias que conocemos?
Al
final del libro encontramos un espacio para que el lector deje a un lado su
temor y su vergüenza y confiese ese terrible secreto que sale a la luz a eso de
las seis o siete de la mañana en todos los hogares. Saber que los demás esconden secretos
similares a los nuestros nos libera de los miedos y nos hace más conscientes del
principio de igualdad que debe reinar en las relaciones con los demás.
Es
maravilloso que una historia tan sencilla y divertida nos lleve a descubrir y a
experimentar sensaciones y verdades tan profundas y necesarias en los tiempos
que corren. Es ahí donde radica el
sentido y el valor de la literatura infantil, el poder de lo aparentemente
sencillo…
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